Se han buscado todas las soluciones posibles, se han estudiado todas las alternativas de viabilidad y se han pergeñado las más variadas opciones de salida pero todo parece conducir a lo mismo: si Grecia y los demás países de la Euro Zona quieren salir o no caer en la
crisis, se impone un plan de austeridad.
La Unión Europea acaba de imponerle a Grecia un ultimátum y la presión se centra ahora en Atenas como foco y sede de la conmoción, en el corazón de la
crisis.
En ls calles de Madrid y de Atenas se ha manifestado el hartazgo por esta situación que va para largas y que el
Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que puede convertirse en un contagio. El importante organismo internacional ha sido claro en los conceptos, señalando que las consecuencias de un eventual “no” a la austeridad del parlamento de Atenas, puede acarrear graves consecuencias en otras partes del mundo.
Lipsky, el actual director del Fondo tras la caída en desgracia de Dominique Strauss-Kahn, ha sido mucho más duro que su predecesor en señalar las eventuales consecuencias del descalabro total que podría envolver al estado griego. Lipsky señala que la posibilidad de un contagio de la
crisis griega existe pero que, de desarrollarse, no traería aparejada mayores consecuencias en las economías periféricas.
Por ahora, todo indica que el lapso que se abre desde la fecha hasta la reunión extraordinaria que se llevará a cabo en la Euro Zona el próximo 3 de julio, estará plagado de opiniones, medidas, determinaciones y demás.